Las abejas siempre me han llamado mucho la atención. Los veranos de mi infancia estuvieron marcados por su inquietante zumbido y es que hacía muchos años que en la buhardilla de la casa familiar donde veraneábamos en Asturias se había instalado una comunidad de abejas, habitación que, por supuesto, merodeábamos pero cuya entrada nos estaba vetada a mi hermana y a mi.
Sigue leyendo...
0 comentarios:
Publicar un comentario