En mi opinión, lo más significante y clave de la edad no son las arrugas, manchas solares o flacidez, sino las manos, el cabello y los dientes. Una sonrisa brillante le quita más años de la cara que cualquier cosa en un frasco o jeringa. Mis dientes están sanos, pero un poco torcidos y algo decolorados por 20 años de vino tinto y café.
Con esto y mi 37 cumpleaños en mente, decidí hacerme blanquear los dientes. Tenía sentimientos encontrados. Había visto las carillas, que parecen estar permanentemente bajo luz estroboscópica, y temía el mismo efecto. Pero mi dentista me sugirió una combinación natural de blanqueamiento (bandejas llenas de gel, usadas durante cuatro noches) y blanqueamiento con Zoom durante la cirugía, para aclarar los dientes en cuatro o cinco tonos. No me dolió (me quedé dormida).
Cómo me decidí a tener unos dientes más blancos
Gracias a las cámaras orales, había visto que mis dientes parecían una pesadilla y estaba tan aliviada de que me dejara hacer el blanqueamiento porque pensé que estarían tan mal internamente que me pediría que volviera. Con promesas silenciosas de sacrificarme en el altar de la gratitud más tarde ese mismo día, volví al sillón del dentista para hacerme primero una limpieza de dientes.
Lo siguiente fue mi blanqueamiento dental. Empezaron a prepararme para el procedimiento que se suponía que iba a ser de 45 minutos – 1 hora. Me dieron una especie de carta de colores y elegimos el color que tendrían mis dientes. Quería un aspecto natural, así que elegimos uno que se viera limpio y blanco, pero que no gritara que me habían blanqueado (como el maquillaje sin maquillaje).
Me colocó un abridor de boca y luego para cada etapa, se aplicó un gel y el aparato blanqueador Zoom se enfocó en mis dientes para blanquearlos. Cada etapa: 15 minutos.
Una vez terminado el blanqueamiento, era hora de preparar mi kit casero. El Dr. Jesús Peláez (Clínica Ferrús & Bratos en Madrid) me puso algo en la boca que se endureció en un molde para mis dientes. Esto se utilizó luego para crear mis moldes dentales personalizados para blanquear en casa (tardan un día en prepararse, así que volví a buscarlas al día siguiente). Todo hecho.
Me fui a casa y pasé el resto del día sonriéndome (aproximadamente cincuenta millones de veces) porque mis dientes se veían tan limpios, tan bien.
Estoy encantada con los resultados. Nadie se dio cuenta de que me había hecho algo, sólo que me veía bien – el efecto al que debe aspirar cualquiera que se embarque en procedimientos estéticos. Lo peor fue evitar el café durante las 72 horas siguientes.
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